1º. Creemos en la existencia de un Dios único Infinito, Omnipotente, Omnipresente, Omnisciente, Creador y Soberano. La sustancial y eternal Unidad de la Deidad con distinción de Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, a los cuales se ha de tributar igual honor y gloria.
2º. Creemos en la divina inspiración autoridad y suficiencia de Las Sagradas Escrituras en sus documentos originales, y por consiguiente su credibilidad total y su suprema autoridad en lo que atañe a la Fe y a la conducta, sin que se admita otra fuente de autoridad espiritual o eclesiástica.
3º. Creemos que el ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios, otorgándole dominio para enseñorear la tierra dentro de la voluntad del Creador, y disponiendo que su unión sea en matrimonio de hombre y mujer. Que, como consecuencia de la caída, por el pecado, la naturaleza del hombre ha sido afectada y orientada hacia el mal y como consecuencia del pecado la muerte, siendo un ser perdido en estado de enemistad contra Dios, que no puede cumplir la voluntad de Dios por sus propios medios. La pecaminosidad universal y la culpabilidad del hombre alejado de Dios, que le acarrea la condenación eterna. El hombre rebelde sella su propia perdición eterna al rechazar la salvación de Dios provista en Cristo Jesús.
4º. Creemos en el sacrificio vicario de Jesucristo, el Hijo de Dios engendrado por el Espíritu Santo y encarnado en la humanidad. El Hijo de Dios llegó a ser verdaderamente hombre en la persona de Jesús de Nazaret, habiendo vivido, lleno del Espíritu Santo, una vida sin pecado. Que su muerte constituyó el sacrificio sustitutorio perfecto y agradable a Dios el Padre y constituye el único y suficiente fundamento de la redención de la culpabilidad del pecado así como de sus consecuencias eternas.
Creemos que Cristo fue levantado de los muertos y fue ascendido a la diestra de Dios, siendo ahora el Sumo sacerdote todosuficiente a favor de su pueblo y único mediador entre Dios y los seres humanos. Que, sin que se pueda saber el día ni la hora, volverá otra vez en poder y gloria con el fin de juzgar a vivos y muertos, restaurar todas las cosas, recibir a su pueblo a si mismo y consumar su Reino.
5º. Creemos que la justificación del pecador es solamente por la Gracia de Dios, por medio de la fe en Cristo crucificado, resucitado de los muertos y ascendido a la gloria, a la diestra de Dios Padre.
6º. Creemos que toda persona justificada por la fe es morada del Espíritu Santo y es mediante su obra que es iluminado, regenerado y santificado. Que el nuevo nacimiento da como resultado la santidad de vida y las buenas obras, siendo evidenciado por las mismas. Que la salvación del creyente que se halla en Cristo no puede perderse, aunque su fe y testimonio pueden fluctuar.
7º. Creemos que en el momento de la muerte física el espíritu del hombre no deja de existir. Que los muertos serán resucitados y que tanto la esperanza de vida de los justos como la condenación de los injustos será eterna.